Una iniciativa comunitaria surge como alternativa para superar el hambre y la pobreza en el departamento más desigual de Colombia.
En los últimos veinte años La Guajira ha visto morir a miles de niños y niñas por física hambre.

En su mayoría, pertenecen a familias indígenas wayuu y de otras etnias, que permanecen en sus territorios ancestrales. Pero también mueren niños en poblaciones campesinas y barrios de los distintos municipios de la geografía departamental.
En 2017, y luego de reportarse que durante ocho años se esfumaron las vidas de más de 4 mil niños por causas asociadas a la desnutrición, la Corte Constitucional declaró el Estado de Cosas Inconstitucionales. Un mecanismo para acelerar la acción del Estado, en soluciones de agua, vivienda, alimentación, participación indígena y mecanismos de autosostenibilidad en las poblaciones afectadas, pero, sobre todo, en el pueblo wayuu.
Desde entonces, se han dado avances minúsculos, y, los niños, siguen muriendo y enfermándose, por falta, entre otras, de una adecuada alimentación.
Hace quince años, la lideresa social riohachera, Emilsa Rojas Atencio, consolida una iniciativa, que promete convertirse en una solución a varios frentes que atacan la desnutrición infantil y los déficits alimentarios de población como adultos mayores.
Se trata de una estrategia, que enmarca varias actividades para promover el cultivo y consumo de productos propios de la región, y, generar, varios alimentos que llenen las carencias nutricionales de todas las familias.

Se trata de Guajirina. Una harina preparada a base del fruto del trupillo (árbol presente en La Guajira colombiana, Venezuela, Ecuador y México) y más conocido como algarrobo, que se mezcla con maíz, arroz, guineo verde y lentejas, para dar un producto con el que se elaboran varios alimentos.
“Esta es una harina muy versátil. De ella se pueden hacer coladas, panes, galletas, deditos, refrescos mezclados con frutas, que, en cualquiera de sus presentaciones ofrece un delicioso sabor”, señala su creadora, quien por década y media investigó, estudió, experimentó y ya comercializa la harina a los principales programas de apoyo y recuperación nutricional de La Guajira.
Guajirina es el producto del trabajo de varios equipos. “Tenemos un equipo de mujeres cabeza de familia, que participan en el proceso de producción; también un equipo de mujeres en comunidades, con quienes llegamos a barrios, veredas, corregimientos y fincas, a explicarles a los campesinos, cómo podemos generar sinergia a través del cultivo de los productos tradicionales, impulsando la economía circular”, explica Emilsa Rojas.
El proceso de la harina ya está formalizado. No en vano ha alcanzado certificaciones como el registro Invima y el logo de Negocios Verdes de Corpoguajira.

“Todo ha llevado un proceso, en el que hemos aprendido y disfrutado. Ya contamos con nuestra planta de procesamiento, y ha transcurrido mucho, desde la primera presentación del producto en una jornada de Start Ups del Sena, cuando comenzamos a soñar con Guajirina en la mesa de los guajiros”, destaca.
Más que vender un producto, Emilsa Rojas Atencio señala que se trata de aprovechar en favor de la comunidad, un liderazgo que busca formar, para la autosostenibilidad a las comunidades. Por ello, además de llegar al campo en municipios como Riohacha, Fonseca y Dibulla, donde los campesinos se convierten en sus proveedores, también llegan a barrios y comunidades con actividades para distribuir la Guajirina, hablar sobre nutrición y buenos hábitos y realizar actividades de integración comunitaria.
Ya la Guajirina hace parte de los productos que se entregan a los niños de varias estrategias del Programa de Alimentación Escolar, PAE: PAE indígena de Riohacha y Maicao, PAE urbano de la Gobernación de La Guajira, a través del Programa Mundial de Alimentos y próximamente en otras estrategias similares en los municipios certificados en educación en el departamento.

La Guajirina es un alimento nutritivo, sano y saludable para todos en familia. Puedes hacer coladas, panes, galletas entre otros.