21 de octubre de 2025
Portada » La huella de un líder inolvidable
Nando Iguarán Romero qepd

Biografía de Hernando Samuel Iguarán Romero, quien fuera concejal y alcalde de Maicao; diputado y representante a la Cámara por La Guajira, pero, ante todo, un noble y generoso ser humano.

Hace 20 años, el 30 de agosto de 2005, se cerraron los ojos de Hernando Samuel Iguarán Romero, “Nando”, uno de los líderes más prominentes que ha tenido La Guajira en su historia contemporánea.

Más allá de su frondosa y productiva carrera profesional y política, “Nando” Iguarán dejó un legado que prevalece entre sus círculos familiares y laborales como un mandato de trabajo, disciplina y vocación de servicio.

Su inagotable carisma, su deseo por ayudar a los demás y su espíritu de líder innato, le forjaron un nombre de respeto, prestigio y seriedad entre su familia, amigos y coterráneos que se diseminaron en La Guajira, principalmente en Uribia y Maicao.

Por ello se constituyó en el precursor de una vertiginosa y exitosa carrera política de varios de sus integrantes.

Nació el 3 de febrero de 1945 en Uribia, cuando la Segunda Guerra Mundial aún no había terminado y el planeta seguía estremecido por los cañonazos y temores. Hijo de Norberto Iguarán Weber y Escilda Romero Ávila, quienes conformaron una familia wayuu laboriosa en la que el trabajo, la palabra empeñada y la solidaridad eran dogmas incuestionables que exaltaban el valor del esfuerzo y la dignidad del servicio. De la capital indígena de Colombia, su vida lo llevó a migrar en busca de formación, graduándose como bachiller en el Colegio Anexo de la prestigiosa Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín, y más tarde obteniendo el título profesional, de abogado en la Universidad Santo Tomás de Bogotá. A su retorno, encontró arraigo en Maicao, la ciudad donde creció como persona, como profesional y como político, y donde comenzó a forjar un liderazgo que marcaría a toda una región.

El espíritu de organización y liderazgo de Nando inició con los suyos: era capaz de guiarlos y convencerlos de que podían conquistar metas más altas si se mantenían unidos. Con el tiempo, Nando logró demostrarlo. Tomó las banderas de su padre y comenzó una ascendente trayectoria política. Bajo su influencia, la familia Iguarán se convirtió en una de las más sólidas y representativas de la política guajira, una estirpe raizal que por su prestigio se ha denominado el “Iguaranato”, movimiento político denominado así por los analistas que por años incidió en la elección de concejales, alcaldes, diputados y congresistas.

Obtuvo en dos elecciones (1975 y 1984) una curul del Concejo Municipal de Maicao, espacio que lideró primero como vicepresidente y luego como presidente, hasta tener el honor de posesionarse como alcalde de Maicao.

A nivel departamental, Nando fue Diputado, secretario de Hacienda y gerente de la Lotería de La Guajira. En 1986, fue elegido representante a la Cámara y, más tarde, en 1998, logró nuevamente la elección para su primo hermano, Marcos Iguarán.

“Nando”: el de los hechos concretos

Si algo se le reconoce a la figura que representó “Nando” Iguarán Romero, es que fue un obsesionado con servir a los demás. Tenía la convicción de que lo que él pudiera invertir en resolver necesidades ajenas, la vida y Dios se lo devolverían multiplicado. Los maicaeros le recuerdan como el gran benefactor de los estudiantes de la Universidad de La Guajira, gracias a sus gestiones para los dos primeros buses que los transportaban hacia Riohacha.

Esa filosofía lo llevó a vivir con las puertas de su casa siempre abiertas, a escuchar a todos sin distingos y a volverse un referente comunitario en Maicao y en toda La Guajira.

Fue el alcalde de la seguridad y el abogado de los comerciantes. Como alcalde de Maicao, Nando se propuso devolver el orden a la ciudad. Su obsesión por la seguridad fue reconocida incluso por sus contradictores políticos. Creía que un pueblo sin orden no podía avanzar y por eso diseñó políticas y estrategias que buscaron proteger a los ciudadanos y sus bienes.

Con igual firmeza se preocupó por el espacio público, consciente de que era uno de los problemas más graves de Maicao. Enfrentó esa tarea con decisión, convencido de que el orden en las calles era también una forma de dignidad ciudadana.

Pero quizás donde más se sintió su vocación de servicio fue en la defensa del comercio. Maicao, epicentro de intercambios, ventas monumentales y un comercio vigoroso, encontraba en él un aliado decidido para enfrentar los abusos de las autoridades aduaneras. Fundó y dirigió un bufete de abogados que tenía una sola misión: defender a los comerciantes cuando se les incautaban mercancías. Su lucha por la legalización y el fortalecimiento del comercio local fue constante, porque entendía que esa actividad era el corazón económico del municipio.

En el campo político, fue un militante fiel del Partido Conservador, identificado con el ala ospinista y pastranista. Desde allí construyó puentes, promovió acuerdos y apoyo a jóvenes talentos.

Uno de los más recordados es Josué Fonseca Ortiz, a quien Nando apoyó desde sus primeros pasos hasta verlo convertido en alcalde de Maicao. Esa capacidad de abrir espacios para nuevos liderazgos habla de un hombre que no temía compartir el poder, sino que lo concebía como un patrimonio colectivo.

Entre vallenatos y letras universales

Su vida no se agotaba en la política. Nando era un hombre alegre, festivo, amante de la música vallenata y amigo personal de los más grandes artistas del género. Esa cercanía marcó el camino de sus hijos, que encontraron en la música y el arte un horizonte propio.

En uno de los  tantos episodio memorables, de este hombre de sonrisa amplia, corazón generoso y visionario de la unidad y el desarrollo, se le recuerda de manera especial por que  jugó un papel determinante para que Gabriel García Márquez, unos años después de recibir el Premio Nobel de literatura, visitara Maicao y permaneciera allí varios días. Ese gesto confirmó lo que todos sabían: Hernando Samuel era un articulador nato, capaz de tender puentes entre la sociedad criolla y la gran nación wayuu, entre el mundo local y las figuras universales.

En el Maicao de su corazón, la que le abrió el horizonte para desarrollar su determinada e invaluable labor social, dejó para toda La Guajira, su mayor legado: sus seis hijos: Hernando Samuel “Nandín”, acordeonero y empresario; Samuel José, ingeniero civil; Larry, artista musical, comunicador Social y periodista; Jasai, psicóloga; así como Norberto, quien se dedica a la gimnasia; y Milly, trabajadora social. Más que herederos de su apellido, ellos comparten como legado la convicción de que el esfuerzo, la disciplina y el servir a los demás, abren siempre las puertas del éxito.

Homenaje póstumo

Dos décadas después de su partida, sus amigos lo siguen recordando como el hombre que daba más de lo que tenía, como el líder de carisma ilimitado, como aquel que hacía sentir en casa a cualquiera que cruzara su puerta.

Nando nació para dar lustre al apellido Iguarán. Su imagen como orador y recitador, de finos modales, su carisma y liderazgo, su virtud como protector de su familia y su contagiosa alegría hoy son dones preciados de grata recordación para quienes lo conocieron.

En él se conjugaron la pasión política, la defensa de la identidad guajira, el amor por su pueblo y la visión de futuro. Fue el gran auspiciador de los músicos, el entusiasta animador de las parrandas y el protagonista de las tertulias; ese que irradiaba alegría, destilaba afecto y sembraba protección a tanta gente.

Al conmemorarse 20 años de ausencia física en la tierra, la figura de Hernando Samuel Iguarán Romero se engrandece. Su biografía es la historia de un hombre que entendió que el poder solo tiene sentido cuando se usa para servir. Su nombre sigue siendo sinónimo de lealtad, servicio y grandeza. Y en la memoria de La Guajira, su voz y su ejemplo siguen convocando a nuevas generaciones a creer que es posible transformar la realidad con liderazgo, generosidad y convicción porque, al fin y al cabo, como dice el proverbio popular, nadie muere mientras permanezca vivo en el recuerdo de su gente.

En la ceremonia de conmemoración de su fallecimiento, el Concejo Municipal de Maicao, entregó a sus hijos una nota de estilo, en la que exalta el aporte político, social y cultural de “Nando” Iguarán Romero, a quien, entre otras gestiones reconoce: “su aporte en el desarrollo del municipio ha quedado en la historia, referencia de ello, el barrio que lleva por nombre DONITH VERGARA SAUCEDO, en honor a su esposa, quien falleció tristemente en un accidente automovilístico en el año 1991”.

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