
El prolífico compositor fue catalogado como un visionario y adelantado a su época, no solo por la cantidad de temas grabados. También, por la calidad y diversidad de temas que abordó en sus cantos.
Por Kelia Palacio López
El 20 de noviembre de 2020 partió de este mundo Romualdo Brito López. La muerte lo sorprendió en un accidente de tránsito, en las vías del departamento del Cesar, a la edad de 67 años, con media vida dedicada a ponerle melodía a su entorno Caribe.
Su cuerpo partió de esta tierra, pero, como sucede con los grandes artistas, su prolífica creación permanece vigente. Fueron más de 2.000 composiciones vallenatas escritas desde que tenía nueve años.
Romualdo Brito, nacido en Treinta o Tomarrazón, corregimiento de Riohacha, tuvo tiempo para cantarle a su cálido y tranquilo terruño, a las mujeres, a la naturaleza, a la problemática social de la región y el país (Yo soy el indio). Para tomar con jocosidad situaciones y sentimientos de la vida cotidiana, como la infidelidad (El santo cachón), la promiscuidad (La marimonda) y a todo ese universo de sucesos, lugares y personas, sobre los cuales meditaba con mucho tino, pero también con melodía y gracia.
Sus primeras composiciones obedecían a la influencia de los gustos musicales de la época y la región. Componía boleros, rancheras, corridos y huapangos, éste último aire mexicano muy arraigado en las zonas rurales de los alrededores de Riohacha. Pero, luego, con la influencia de sus familiares, muchos de ellos artistas, y de figuras como Leandro Díaz, se inclinó y se quedó con el vallenato.
En 2010, cuando fue escogido por el entonces Ministerio de Cultura, para encabezar la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Colombia, en Riohacha, no ocultaba su alegría.
“He recibido muchos premios y reconocimientos a lo largo de mi carrera. Pero además del cariño de la gente que recibe mis canciones en las voces de distintos cantantes, me honra hacer parte de una conmemoración histórica en Riohacha, en mi Guajira, a la que siempre le he cantado y siempre ha sido motivo de mi inspiración”, dijo al ser consultado sobre su papel protagónico a nivel nacional para la realización de esta conmemoración que se realizó en simultánea en todas las capitales de departamento en el año 2009.
Con una mezcla entre poesía y picardía, sus composiciones han sido grabadas por diversos grupos vallenatos que se han impuesto en los primeros lugares en los últimos 30 años. En su voz se conocieron 18 trabajos discográficos, que elaboró al lado de reconocidos acordeonistas como Ismael Rudas, Víctor Reyes, Franco Argüelles, El Chane Meza y Ponchito Díaz, entre otros.
Rafael Ricardo y Otto Serge fueron, tal vez, unos de los primeros que hicieron sonar los éxitos del cantautor riohachero. Señora mía fue uno de sus primeros éxitos, tras del cual vinieron otros interpretados en las voces de Diomedes Díaz, como Mujereando, Señora Caracas, Eso no es na o La misma vaina. Jorge Oñate tuvo en sus listados varias producciones de Brito López, entre ellas se destacan Maluquito, pero sabroso, Llegó tu marido y Decídete, cariñito.
Los Hermanos Zuleta también han llevado a los estudios varias de sus creaciones. La marimonda, Cabecita loca, La cuchilla y Mama luna dame pan, entre otras, han sido interpretadas en la voz de Poncho Zuleta.
Jorge Celedón, Iván Villazón, el Binomio de Oro de América y Los Embajadores del Vallenato, también grabaron las composiciones de este creador musical, que luego se han convertido en verdaderos éxitos musicales, como El santo cachón, grabado por los embajadores del Vallenato, en 1990.
Además de compositor, a Romualdo Brito se le recuerda como uno de los más influyentes productores musicales. Por más de tres décadas alternó la composición con la producción discográfica de otros artistas a través de su firma RB producciones.
Para él, cada canción, era un hijo. Pero no disimulaba su emoción y especial sentimiento de gratitud y orgullo, con temas musicales como Yo soy el indio, Proclama y El cantor de los indios. El prolífico compositor fue catalogado como un visionario y adelantado a su época, no solo por la cantidad de temas grabados. También, por la calidad y diversidad de temas que abordó en sus cantos.
La huella de Romualdo Brito está perenne en Riohacha, aunque casi no se perciba. Cuatro hijos, varios nietos, un auditorio con su nombre en la institución educativa Almirante Padilla de Riohacha y más de 2 mil temas musicales que ya interpretaron otros grandes de la música a nivel mundial: El Gran Combo de Puerto Rico, Las Chicas del Can, Los Melódicos, Juan Piña y Daniel Santos.
Tal como ocurrió en varios momentos históricos, Riohacha ha tenido sus buenos referentes en distintos ámbitos, a nivel nacional. Primero, el almirante José Prudencio Padilla, quien fue uno de los héroes de las gestas independentistas. Posteriormente el abogado, congresista y primer ministro afrodescendiente de Colombia, Luis Antonio El negro Robles. Luego, Francisco El Hombre, una de las figuras legendarias del nacimiento de la música de acordeón. Y, en la modernidad, Romualdo Brito López. Sus canciones han recorrido el mundo en una época en la que Riohacha carece de líderes políticos y militares, pero que destaca y sobresale como una de las cunas culturales de nuestro país.
*Capítulo del libro PRIMICIA, editado por el FONDO MIXTO PARA LA PROMOCIÓN DE LA CULTURA Y LAS ARTES DE LA GUAJIRA